Llamamos manteros a aquéllas personas que se ganan la vida vendiendo cosas sobre una manta, en la calle. En España la mayoría son africanos -principalmente subsaharianos-. Las condiciones de trabajo y las ganancias son muy precarias y además se encuentran en medio de varios fuegos cruzados. Tienen en contra a algunos comerciantes y viandantes, mientras que otros piensan que no afecta a su negocio o les compran sus productos. Como su actividad es ilegal pueden ser retenidos, multados y su mercancía confiscada por parte de la policía. Y además desde el desalojo del PP del poder se han convertido en un frente de batalla entre derechas e izquierdas. Algunos de los llamados Ayuntamientos del cambio (Madrid y Barcelona por ejemplo) han mostrado su solidaridad con los migrantes y están proponiendo soluciones, mientras que la oposición hace campaña nacional vendiendo la idea de la seguridad en las calles.

Con todo, la dureza de los datos es terca. España recibe ahora muchos menos inmigrantes que en los años pasados y aun así el FMI dice en un informe de 2018 que necesitará recibir 5´5 millones más hasta el 2050, para poder mantener las aportaciones a la seguridad social.